A 20 minutos por carretera desde la capital de Huila y por una vía sin pavimento encontramos al corregimiento “El Caguan”, en él, está situada la hacienda la Gabriela donde reside desde hace 22 años el resguardo indígena Tama Páez conformado por 250 habitantes aproximadamente, quienes conservan su lengua principal el Nasa-yuwe, cultivan la caña de azúcar con el cual fabrican la panela, el guarapo, la veca y el chancuco, las cuales se convierten en sus principales actividades económicas.
En 1993 fueron reconocidos ante el Ministerio de Interior y desde esta fecha hasta hoy el resguardo indígena Tama Páez no tiene acceso al agua potable, por lo que se han visto obligados a la creación de aljibes y pozos sépticos para tener acceso a este líquido vital, “Padecemos de diarrea, infecciones intestinales, virus, enfermedades de la piel y muchas más” expresó Willington Otálora Tovar, Gobernador del resguardo indígena.
Es así como la Fundación preocupada por el bienestar de esta comunidad, realiza por segunda vez una brigada de salud para mitigar las dificultades de esta población, brindando cerca de 500 atenciones en medicina general, odontología, pediatría, ginecología, odontología, optometría, higiene oral, psicología, laboratorio clínico, farmacia y talleres de prevención contra el abuso sexual infantil. “Me fue muy bien en esta brigada de salud me atendieron a mí, llevé mis tres niños y todo salió muy bien, lo atienden a uno bien, como es y lo que uno tiene se lo dicen. Le agrademos de todo corazón a la Dra. María Luisa que la queremos mucho por acá, siempre será bienvenida. Muchísimas gracias por todo”. manifiesta Janeth Bonilla, madre de familia.
Esta brigada de salud contó con el apoyo de la Secretaría de Salud del departamento de Huila y con la participación de 97 voluntarios entre profesionales de la salud y personal logístico.
Es importante resaltar que los niños de esta comunidad no poseían un lugar digno para estudiar, lo que motivó a la Fundación a construir la Institución Educativa Rural La Gabriela, que fue entregada en el año 2012, completamente dotada con una amplia infraestructura que ha facilitado el aprendizaje de los niños y niñas de esta región del país: “Ya tenemos más días de estudios, ya no tenemos miedo a que llueva o que se nos mojen los cuadernos o que nos pase algo malo y entonces esto es lo bueno que ha traído la Dra. María Luisa”. Indica Solange Otálora, estudiante.
Con acciones como esta la Fundación sigue demostrando su compromiso por el bienestar de la población vulnerable en lugares apartados y de difícil acceso del país.
